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Hace exactamente un mes escuchamos por primera vez el llanto de nuestra hija: Esmeralda. Como bien dicen por ahí, es una experiencia inexplicable. En nuestro caso, su llanto no solo indicó que había llegado nuestra bebé, sino que también fue el alivio de saber que después de todo lo que vivimos para llegar a ella, todo estaba bien. Al fin podíamos abrazar nuestro milagro.

Mi esposo y yo estuvimos dos años tratando de llegar a nuestro bebé. Fueron dos años difíciles de tratamientos y desilusiones en los que aún con tristeza, vimos la mano de Dios bendiciéndonos. Estamos más que agradecidos con el Señor por Esmeralda, y por el camino que nos llevó a ella.

Para celebrar el mes más maravilloso de nuestras vidas, aquí mis primeras palabras a mi hija: unas de cuando la buscaba y no la conocía, y otras de cuando ya era mi vida.

PD: Las fotos son por el talentoso Rodolfo, quien está detrás del lente de Poeta Ocasional.

5 de noviembre de 2021

Te espero,
sin conocerte
[ni a ti]
[ni al amor que quiero sentir]
que quizás,
y solo quizás,
[siento que de tanto soñarte]
ya he probado
de ese amor,
ese que quiero sentir.

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Esmeralda

Aquí estás, mi corazón,
producto de verdadero amor.
Eres mi poesía, mi canción,
eres prueba de la mano de Dios.

Tus ojitos alumbran mi alma,
la tormenta al fin se calma,
tus piecitos con sus patadas,
han borrado mis lágrimas.

Un jardín de flores,
recorre mi camino.
Un arcoíris se ha formado,
mi inspiración ha regresado.

Cuán hermoso es mi mundo,
desde tu llegada.
Mi cielo, ahora
es color esmeralda.

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